EL CARRO

  

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  ¿ Por qué la ruedas del Carro están puestas en una posición que diera la impresión que más que facilitar la labor del desplazamiento la entorpecen o incluso la impiden?

 

No importa cuanto corras.

No importa a donde vayas.

No importa si te escondes.

No importa si estás en el Central park de New York.

Si te refugias en la final del mundial de futbol.

Si te escapas a una isla desierta.

Si haces meditación.

Si no haces.

Si te mueves hacia la izquierda.

O lo haces hacia la derecha.

Hacia arriba.

O hacia abajo.

Si practicas sexo.

O si eres casto.

Líder de masas.

 O charlatán de feria.

Si guardas silencio.

Si eres un ser solitario.

O eres amigable.

Exterior.

O interior.

 

No importa nada.

Hagas lo que hagas.

Sea ésto bueno o malo.

Lo hagas deprisa.

O lo hagas despacio.

No importa.

 

Hasta que no seas consciente de por qué lo haces.

Y te pares.

Hasta entonces.

 

No hay ningún lugar a donde ir.

Ningún espacio.

Ningún tiempo.

El único lugar.

El único espacio.

Ha donde puedes ir.

Es al aquí y el ahora.

Nada más.

 

Si quieres correr, corre.

Si quieres saltar, salta.

Si quieres gritar, gritar.

Si lo que quieres es guardar silencio.

Guarda silencio.

Si te gusta cantar, canta.

Haz lo que quieras.

 

No hay a donde ir.

Sonido y silencio.

Movimiento y quietud es lo mismo.

 

Al final paramos.

Y miramos.

Dentro.

En nosotros.

Y vemos que somos El Carro.

 

Que somos "El Vehículo".

 

Y es entonces cuando permitimos.

Y nos permitimos.

Fluir.

Nos convertimos.

O tomamos conciencia.

Que somos el Carro.

Que somos el vehículo.

De un designio más Grande.

Y más hermoso.

 

Empezamos a confiar.

 

Ese es el Triunfo.

Todos los Triunfos se han celebrado en Carros.

 

A este Arcano Osho, en su Tarot, lo llamo:

"Darse Cuenta".

 

...

 

Tal vez por eso las ruedas del Carro den la impresión de impedir el movimiento.

Porque el Movimiento es Quietud.

Y la Quietud, Movimiento.

 

                                                                         Manuel Lobón González

 

 


 

Los Dos Caballos

 

 1er. sello: Un caballo blanco


     "Cuando el cordero abrió el primero de los siete sellos miré, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir con voz de trueno: "¡Ven!"

2   Miré, y vi un caballo blanco. Su jinete tenía un arco. Le fue dada una corona, y salió vencedor, para seguir venciendo.

 

  2do. sello: Un caballo rojo


3   Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que dijo: "¡Ven!"

4   Entonces salió un caballo rojo brillante. Y a su jinete se le dio el poder de quitar la paz de la tierra, para que se matasen unos a otros. Y se le dio una gran espada.

 

                                                                                     (Apocalipsis, 6)

 

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Dos Caballos.

Pareciese que sean fuerzas distintas.

Como si una se dirigiese a un lugar y la otra a otro.

Como si una quisiese elevarnos hacia las alturas

Y la otra nos quisiera hundir en los abismos.

 

Una Dios la otra El Demonio.

Bondad y Maldad.

Luz y Oscuridad.

Noche Y Día.

Cielo e Infierno.

 

Al principio.

En los inicios de este viaje.

La ignorancia puede nublar nuestra mente.

Atrofiar nuestros sentidos.

Equivocar nuestra meta.

Desviar la dirección.

Y enfocar nuestra atención en una de ellas.

Sólo en Una.

Creyéndola erróneamente como la única válida.

La que nos iluminará y guiará hacia esa pretendida meta.

 

Pero las fuerzas son dos.

Con las dos hemos de caminar.

Los dos igualmente válidas.

Y si bien es cierto que una nos empuja hacia un lado y otra hacia otro.

También es cierto que sus rostros miran hacia el mismo lugar.

Hacia el mismo objetivo.

 

Los dos caballos.

Las dos fuerzas son las encargadas de dirigir este vehículo hacia la victoria.

 

Y la victoria es el equilibrio.

La armonía.

La paz. 

De ambas.

 

La victoria es la claudicación.

El reconocimiento de nuestra imperfección.

De nuestra dualidad.

La aceptación.

De ambas por igual.


Luces y sombras.

Noche y día.

Salud y enfermedad.

Bueno y malo. 

Cimas y abismos.

Construcción y destrucción.

Ying y Yang.


Ni Dios ni Lucifer.

Ambos.

 

Sólo así.

Y únicamente así podremos llegar.

Si es que hay algún lugar al que llegar.

Una sin la otra no pueden guiar este carro.

La una como complemento de la otra garantizan el éxito.

 

Esas dos fuerzas habitan en nuestro interior.

Y esas dos fuerzas tienen un único objetivo.

 

¡¡ NOSOTROS !!


Pero existe una tercera fuerza.

¡¡ NOSOTROS !! También.

El Príncipe, el Cochero, el Auriga.

El encargado de unir a esas dos fuerzas opuestas y complementarias.

De darle vida.

De hacerlas funcionar.

Marcarles el ritmo.

Señalarles la dirección.

Ordenarles la velocidad.

Los descansos.

Las pautas.


Y habremos de hacerlo con autoridad.

Con respeto.

Con tolerancia.

Con comprensión.

Con humildad.

Sencillez.

Con grandeza.

Y con Flexibilidad.


Sólo así seremos obedecidos por estas dos fuerzas.

Y sólo así seremos gratamente transportados.


Y este Príncipe a su vez será el vehículo de otra Fuerza:

La Fuerza primaria.

La Fuerza Original.


Este Príncipe, nosotros, será entonces "El Canal" que transmitirá los designios de esa Fuerza Universal.

Nos convertiremos en su Manifestación aquí en la Tierra.

Los Portadores.

Mientras dure el Viaje.



 

                                                                                    Manuel Lobón

 

 

 



Del libro "Introducción al Tarot" de Paul Foster Case.


Una espada es principalmente un arma de ataque. Además, como instrumento cortante, se relaciona con ideas tales como: división, separación, participación y semejantes. En contraste con estas ideas asociadas con la letra Zain, están las relacionadas con la letra Cheth ( j ), el nombre de la cual es el sustantivo hebreo para “una cerca”, “una valla”. Esto implica contrastes tales como ataque y separación, defensa y protección, inclusión y semejantes. El carácter primitivo para esta letra, sobreviviendo en el alfabeto Español, casi sin cambio, como a letra consonante “H” era una pintura tosca de una cerca o empalizada.

Además, a Zain y a los Amantes se le atribuye el signo de Géminis y el símbolo astrológico e sugiere separación pero a Cheth se le atribuye el signo de Cáncer, el cangrejo, todos los sentidos astrológicos de Géminis se relacionan con ideas de separación, distinción, discriminación y clasificación y se dice que en el cuerpo humano gobierna las manos, brazos, hombros y pulmones, todos en pares. En contraste, las interpretaciones astrológicas de Cáncer acentúan sus características protectoras, amparadoras y defensoras y en el organismo humano rige las glándulas mamarias que alimentan a los niños, el muro óseo del pecho que protege el estómago. Los pulmones y el corazón se dice que están gobernados por cáncer.

Desde los más remotos tiempos el número 7 ha sido considerado con veneración especial. Tiene ciertas propiedades matemáticas peculiares que fueron observadas por Pitágoras y otros filósofos griegos quienes llamaron al 7 Filactis en referencia a sus supuestos poderes protectores.

La escena de la Clave 7 presenta muchos contrastes con los Amantes. La clave 6 presenta todo en un estado natural. Las figuras humanas están desnudas. Se encuentran en un campo abierto y sus alrededores no presentan rastro de invención humana, o mano de obra humana. La clave 7 multiplica la idea de “valla” en varias formas: en la parte del fondo hay una ciudad rodeada por un muro de piedra. Al pie del muro hay un río, que es otra defensa para la protección de los habitantes de la ciudad. En la parte del frente se encuentra la Carroza , que es una valla móvil, y el conductor viste una armadura que protege su cuerpo, especialmente su pecho, contra posibles heridas. Además para confirmar la atribución de esta clave al signo de Cáncer, cada hombro del conductor sostiene una creciente lunar y la luna es la regente de Cáncer.

Un examen cuidadoso le dejará ver que la cara de la creciente de la izquierda del cuadro es repulsiva y severa, mientras que la del otro lado muestra una expresión sonriente y benigna. Un contraste semejante es presentado por los rostros de las dos esfinges acuclilladas ante el carro.

En la clave 6 las dos figuras humanas están separadas aunque reciben igual influencia del Ángel que está por encima de sus cabezas.

En la Clave 7 las dos máscaras lunares están unidas por el cuerpo del conductor y las dos esfinges son una yunta unida para tirar el carro.

Lo que se intenta es hacer énfasis en la idea de que la clave 7 representa la unificación y reconciliación de los opuestos.

Psicológicamente uno de los significados de la clave 6 es discriminación; pero todos los significados de la clave 7 tienen que ver con síntesis de los varios principios que hemos estado considerando hasta ahora. Esa síntesis es VOLUNTAD.

La Sabiduría Eterna declara inequívocamente que una voluntad absolutamente libre es parte del carácter humano. Pero es igualmente enfática en negar que haya tal cosa como un poder de voluntad separado, peculiar a cada ser humano.

De acuerdo con esta doctrina, la única Voluntad que hay en el universo es aquella que la teología esotérica llama “La Voluntad de Dios”. Pero la doctrina esotérica está en definida oposición con la fantasía esotérica de que el hombre tenga una voluntad propia que pueda oponerse a la Voluntad de Dios. Cuando cualquier hombre supone estar en posesión de tal libre voluntad personal, está sufriendo un error fundamental.

En la Clave 7, un símbolo de la doctrina esotérica para la voluntad es el río. Fluye procedente de afuera y sale nuevamente. De igual manera el poder que sentimos dentro de nosotros, como aquello que empleamos en actos de voluntad, no es algo que tenga su origen en actos de nuestra personalidad, sino algo que fluye a través del campo de nuestra experiencia personal.

La palabra “vehículo”, un sinónimo para “carroza” es, en efecto la Clave de la concepción esotérica total de la función de la personalidad humana y de la doctrina esotérica de la voluntad. Las personas son instrumentos y agencias de la Vida Una. Las personas no se originan a sí mismas, ni originan sus acciones. Que no se originan a sí mismas es cosa de observación diaria, pero muchos no ven lo contradictorio que es suponer que una personalidad que es obviamente el producto final de una serie de causas antecedentes que van muy atrás en el pasado, pueda, en alguna forma extraña, tener voluntad propia absolutamente libre.

No interprete mal lo que queremos decir. Repetimos que a Sabiduría Eterna insiste en la realidad de la voluntad libre como un verdadero componente de la estructura de todo ser humano. Ninguna de las doctrinas modernas de determinismo que hacen del hombre un mero mecanismo de reacción, respondiendo automáticamente a varios estímulos externos, recibe confirmación alguna de la verdadera doctrina esotérica. Nuestra negación del elemento personal libre voluntad, no es la negación del poder de voluntad esencialmente libre del hombre. Lo que estamos diciendo es que la persona no es el hombre, que la persona es, como la misma palabra persona lo indica, solamente una máscara, o agencia, o vehículo, a través del cual encuentra expresión “el hombre espiritual”.

En el Tarot, hasta ahora, el Hombre ha sido simbolizado por la figura dominante en cada clave. El Hombre es El Loco, E Mago, la Gran Sacerdotisa, la Emperatriz, el Hierofante, el Ángel sobre los Amantes y el Conductor de la Carroza.

La persona está representada por los implementos del Mago, por sus vestiduras y por las flores de su jardín, y así a lo largo de la serie. Aquellos elementos que se desarrollan con la personalidad están siempre subordinados, como el pergamino de la Gran Sacerdotisa; las rosas, el trigo y el escudo de la Emperatriz; el dominio del Emperador; los ministros que se arrodillan ante el Hierofante, y los dos Amantes.

Si esto se tiene en mente, el significado interno del Tarot le será mas claramente revelado a medida que continúe usándolo. Porque el propósito total de estas claves puede resumirse como la revelación del Yo , como un entrenamiento psicológico que le capacitará para vivir en contacto íntimo con el Yo y experimentar las consecuencias benéficas de esta unión.

Así que receptividad es la actitud personal indicada por esta clave 7. El propósito principal de una carroza es contener a su conductor, y el de una valla es limitar el campo que rodea. El campo no está físicamente separado de la tierra exterior. El muro es solamente un medio superficial y artificial para separar una porción de la superficie total de la tierra para ciertos usos específicos. Similarmente las personas humanas son como campos cercados. No están realmente separados.

En mucho más de lo que la mayoría de nosotros podemos comprender, estos muros que parecen separarnos de nuestros vecinos, son artificiales. Los niños pequeños usualmente no los perciben. Son la educación y la enseñanza las que han erigido la mayoría de estas elevadas barreras que nos encierran.

Por otra parte y debido a que nuestra educación empieza en un tiempo que antecede a nuestras más tempranas memorias, fracasamos en comprender que mucho de nuestro aislamiento aparente se debe a hábitos y actitudes impuestas sobre nosotros por nuestros padres y otros mayores.

Aquellos que llegan a ser altamente proficientes en la preparación oculta tienen que destruir muchas de estas cercas. Cuando han tenido éxito en hacer esto,

recobran el uso de poderes que son la herencia legítima del hombre. Por esto hemos insistido con tanta frecuencia en que la preparación oculta no le dará nuevos poderes. Mas bien, restaurará los poderes que ejerció en la primera niñez, pero que ha olvidado ahora.

Por ejemplo los niños se encuentran en comunicación telepática con sus poderes. Toda madre observadora tiene evidencia innumerable de esto, son pocas las madres observadoras. La mayoría fracasa en comprender el significado de lo que indica claramente mucho de la conducta de los infantes. Pero todo practicante espiritual sabe que la forma más rápida de curar a un bebé es tratándolo a través de la madre.

En efecto, muchos de los grandes poderes que suponemos poco usuales, parecen serlo debido a que nuestra preparación imperfecta los ha sofocado. Realmente todos somos capaces de comunicarnos con otra persona sin importar los espacios físicos que parecen separarnos.

Somos verdaderamente omnipresentes porque el verdadero Hombre, en el centro de toda personalidad humana no es otro que Dios.

Que el verdadero HOMBRE es la causa real y única de la voluntad libre es lo que debemos aprender y cuando lleguemos a comprender esto plena y completamente, sabremos como poner en acción efectiva los poderes que en el presente nos parecen muy ajenos a nuestras capacidades.

A la sabiduría benéfica de los hombres y mujeres que recobraron el estado de niñez que la raza parece haber perdido, debemos todo lo que conocemos acerca de la Sabiduría Eterna. De aquellos que han llegado a ser como pequeños niños, somos deudores de esta maravilla: el Tarot.


 

Tarot Aleister Crowley

 

(Del libro: "Manual para el Tarot Thoth de Aleister Crowley" de Gerd Ziegler)

 

El Carro

 

Palabras claves: Cáncer; nuevos comienzos, cambio a mejor, introspección, meditación, camino espiritual.

 

  El auriga está sentado en su carro estacionado, en postura de meditación. Lleva una armadura dorada y mira completamente absorto al Santo Grial, que gira en sus manos. Éste es un símbolo de la Fortuna. El conductor del carro sopesa con cuidado todas las posibles consecuencias antes de iniciar algo nuevo. Pero una vez que se decide a emprender un viaje, no hay nada que lo pueda detener. Nada lo puede parar.

   Esta carta es un indicación general sobre un viaje o una nueva fase en la vida (relación, residencia, trabajo). No hay que precipitarse al tomar decisiones. Todo debe examinarse y prepararse con cuidado. No obstante, una vez que se hayan considerado detalladamente todas las consecuencias, la partida no debe retrasarse innecesariamente. Todo apunta a un desarrollo agradable.

  La armadura del auriga está hecha de oro y tiene diez cristales incrustados. Al igual que Cáncer, el cangrejo proporciona una coraza protectora, pero ésta apoya actualmente la transformación (oro) y la necesidad de claridad (cristales). Los períodos de transición y los nuevos comienzos requieren la protección y el apoyo de un entorno afectuoso y comprensivo. Los cambios inminentes van acompañados de emoción y agitación. Por eso han de evitarse las relaciones descuidadas, caóticas o faltas de amor.

  Con cada nuevo comienzo dejamo atrás la aburrida rutina de la vida cotidiana. La inspiración y las ideas espiritualess se multiplican y expanden nuestro ámbito de actividad (círculos concéntricos azules en el fondo). Nos encontramos ahora en una buena posición para emprender y realizar varias actividades a la vez. La diversidad de las tareas es emocionante y enriquecedora. A pesar de nuestra gran actividad, seguimos siendo fieles a nuestros ideales más altos. El camino en el que se encuentra el Carro está pavimentado de oro. Es el camino real de la búsqueda de nuestra propia metamorfosis interior.

   Las cuatro esfinges (toro, león, hombre y águila) son las fuerzas que ponen al Carro en movimiento. Sus cabezas y sus cuerpo se han intercambiado y se apoyan mutuamente. Si vigilamos nuestra meta, todo lo que nos pase nos ayudará a progresar. La confianza en nuestro poder y nuestra verdad interior se vuelve más grande y profunda.

 

Interpretación: Un cambio inminente promet una feliz mejora en tu vida. Prepárate y controla tus relaciones actuales. Dejarás atrás algunas de ellas.

 

Pregunta: ¿Qué áreas de tu vida están cambiando? ¿Estás preparado para acabar con lo viejo y hacer sitio para lo nuevo?

 

Sugerencia: Busca y crea un entorno afectuoso y comprensivo para ti mismo. Una vez que lo hayas encontrado, planifica tu cambio o tu viaje. Tu cuerpo también necesita atención y purificación.

 

Afirmación: organizaré mi vida y me prepararé para un nuevo comienzo.

 


 

Tarot de Oswald Wirth

 

(Del libro: "La sabiduría del Tarot" de Elisabeth Haich)

 

El Carro

 


   Una vez más volvemos a encontrar al Mago. La perplejidad que mostraba en la sexta carta ha desaparecido y ya no necesita defenderse de extrañas influencias. Seguro de sí y decidido, ahí está de pie, en un carro en forma de cubo que lo llevará a la meta con mayor rapidez. En la bifurcación, tomó el camino correcto -como dijimos, sólo podía elegir el buen camino- y aquí está como vencedor.

   Su cabeza está cubierta con una corona con tres grandes estrellas centelleantess. Una estrella tiene su propia luz y, en lenguaje simbólico, la luz significa siempre la conciencia. Las tres estrellas expresan aquí las tres fases conscientes del tiempo: el pasado, el presente y el futuro. Estos tres períodos sólo existen en la conciencia del hombre. Vencedor, sabe que puede construir su futuro sobre los tesoros del pasado. Lleva una vestimenta semejante a una armadura. El color de ésta indica la espiritualidad y la fe profunda en Dios.s El faldón está adornado con tres grandes círculos amarillos. Los tres lados del faldón que incluyen los círculos tienen el borde amarillo. Los círculos simbolizan los tres mundos, el cielo, la tierra y el infierno que el muchacho ha vivido ya en sí mismo. El ribete amarillo vuelve a expresar que es mediante su elevada inteligencia como manifiesta su espiritualidad.

   Sobre su pecho, una amplia banda adornada con cinco botones, presentes ya en la ropa del Mago. Representan los cinco sentidos que le ponen en comunicación con el mundo exterior.

     En su mano derecha, la varita mágica se ha convertido en el cetro del vencedor. A su nivel, es un triunfador.

  Las hombreras representan dos cuerpos celestes, el sol y la luna, que ya habíamos encontrado en el vestio del emperador. El hombre ha aprendido a dominar las dos grandes fuerzas, la fuerza positiva del sol y la negativa de la luna, y trabaja a sabiendas con estas dos energías creadoras.

   El Carro nos recuerda el trono del emperador que en su carta no era todavía un vehículo, sino un simple cubo. El vencedor utiliza este cubo como carro para hacer su marcha triunfal.

  De cada una de las esquinas del carro se elevan cuatro astas, que sostienen un dosel azul tendido sobre la cabeza del vencedor. Significan los cuatro elementos: el fuego, el aire, el agua y la tierra. El vencedor se mantiene exactamente en el centro, es decir, en el punto de intersección de las diagonales. Concentra en sí mismo los cuatro elementos y los domina. El baldaquino está formado por cuatro semicírculos azules que incluyen tres estrellas cada uno, es decir, doce en total que simbolizan los doce signos del zodiaco, como en la carta de la Emperatriz.

  Extraños dibujos adornan la parte anterior del carro. En el centro, se observan los dos órganos sexuales humanos unidos. Descansan el uno en el otro, parecidos a los polos positivo y negativo del séptimo nivel de la conciencia. En la Biblia, se dice: "... Y Dios descansó el séptimo día de todo lo que había hecho." En la Biblia, el "día significa los consciente y la "noche" lo inconsciente. La cifra 7 es también el número de esta carta. La filosofía religiosa de la China representa este estado divino y neutro de los dos polos que descansan el uno en el otro por el Yang y el Yin.

  En la carta, los órganos unidos de los dos sexos están rodeados de una trencilla fina ovalada. Con ello se da a entender que el vencedor que en la sexta carta eligió el buen camino, sabe ya que los dos sexos no son más que uno. Forman las dos mitades del TODO divino. El hombre, en cuato ser espiritual y a un nivel superior de conciencia, debe reunir en sí esas dos mitades, si quiere ser el "Todo". Físicamente pertenece a uno u otro sexo, aunque espiritualmente concentra esos dos polos en sí mismo, es andrógino. Pero lo que tiene en la cabeza -lo que se comprende-, está todavía muy lejos de la realización. Y sin embargo, ésta comienza precisamente por la comprensión. Después, lo que se ha comprendido fluye, pasa con lentitud de la comprensión al ser. La Biblia dice: "El Verbo se hizo carne". Así es como se llega a ser poco a poco, lo que antes únicamente se había comprendido. En este nivel de conciencia, el hombre comprende la unidad de las dos mitades, pero sólo es aún una de ellas, no el TODO. Todavía no puede vivir, experimentar en sí mismo el TODO.

    Rematando este dibujo, distinguimos el símbolo egipcio del Logos, el principio creador que recorre el universo, creando y animando todo. Es la forma simplificada del halcón Horus, un círculo rojo flanqueado por dos grandes alas. El espíritu está por encima de la división, él es unidad. El que ha sabido elevarse a este nivel espiritual, es también una unidad en su conciencia. En su espírtu, es un TODO.

   El carro es arrastrado por dos esfinges, una blanca, otra negra, la misma que estaba a los pies de la Papisa en la segunda carta. La blanca todavía estaba oculta. En el escalón de la Papisa, el hombre sólo conocía el mundo material y las leyes que lo rigen. Ahora conoce los dos lados, el derecho y el izquierdo, el mundo espiritual y el mundo material, que ya no tienen secretos para él. Al observar más de cerca las dos esfinges, nos damos cuenta enseguida de que en realidad no se trata de dos, sino de una esfinge con dos bustos. El mundo material  es, justo, la imagen opuesta del mundo espiritual-divino. Lo que veo y lo que soy son siempre completamente distintos. Cuando estamos frente a alguien, vemos su mano dereche del lado de nuestra mano izquierda, y su mano izquierda del lado de nuestra derecha. Por tanto, yo no puedo ser lo que veo, ni ver lo que soy. Ningún artista ha podido nunca pintar su propio retrato, puesto que no puede verse. Lo único que puede ver y pintar es su imagen, su reflejo. Pero él no es ese reflejo; en realidad, no es así. En efecto, ¡su lado derecho está a la izquierda de su imagen y su lado izquierdo a la derecha!

   Así ocurre en todo. Pero sigamos tomando como ejemplo la escritura. Si me fijo en la letra E, veo que está escrita de izquierda a derecha. Pero, si en una situación de ser, yo vivo esa letra E, si la escribo sobre mi pecho, es decir si soy esa E, la letra está invertida, es decir de derecha a izquierda. En las culturas occidentales contemporáneas, escribimos y leemos de izquierda a derecha, el estado que sigue a la caída del paraíso. Algunos pueblos han conservado la escritura original y escriben, en una situación de ser, de derecha a izquierda. Los judíos plasman esta situación sobre el papel, escribiendo y leyendo de derecha a izquierda. La esfinge blanca expresa la situación de ser y la marrón la situación después de la caída. Ambas tratan de ir en direcciones distintas. Ahora bien, son esas energías cruzadas las que hacen avanzar al carro.

   El vencedor comprende esta verdad, él ve y es las dos esfinges. Conoce ya la diferencia entre el estado que resulta de la caída del paraíso y el estado de ser divino, aunque no pueda seguir perseverando en tal estado. Suele salir de sí, proyectarse hacia fuera. Lo que es muy humano le sigue atrayendo y no siempre puede dominar esta tendencia. Sin embargo, se encuentra en el camino del retorno.

  Semejante al vencedor sobre su carro, el hombre llegado a este nivel se hace consciente y adquiere confianza. Aprende a conocer sus propias fuerzas y sabe que no son suyass, sino que es a Dios a quien le pertencen. Sabe también que sin DIOS no es nada, y que todas sus facultades y talentos proceden de una sola y misma fuente. Todo ser vivo recibe la energía vital, las disposiciones y los dones. Miguel Angel, Beethoven y otros genios no fueron la causa de sus talentos, sino que los recibieron de Dios.

  El hombre no dispone por su cuenta de ninguna vida, de ninguna facultad, de ningún don. Todo lo obtiene de Dios. Cuando entiende todo esto, se viene abajo su suficiencia y su actitud de aislamiento, fruto de su ignorancia pasada, se hace humilde. Sabe que sólo es persona, altavoz de Dios. En la antiguedad, la "persona" era una gran máscara que llevaban los actores para hacer resonar mejor su voz. Por medio de ella, el ser humano hace oir la voz de Dios. Siente que DIOS lo ama y lo conduce, porque tiene unos planes sobre él. DIOS le ha dado talentos y facultades, porque quiere hacer de él un instrumento de SU manifestación. El hombre entiende entonces que es un hijo de Dios y, a partir de ese momento, trata de hacer Su voluntad. Ahora sabe que tener confianza en sí y tener confianza en Dios ¡son una sola y misma cosa! DIOS es en él la perfección; la imperfección resulta del simple hecho de que pel manifiesta a veces su persona y no siempre a DIOS. Trata de convertirse en un mejor altavoz. Cuanto mejor comprende la fragilidad de su persona, más fuerte se hace, porque siente que él sólo es la "Persona", la "Máscara" de Dios, que es Dios el que habla yu enseña por su boca, el que, a través de él, ama a todos los hombres. Se hace así un mejor receptor de energías divinas. Se da cuenta de que sus palabras y sus actos ejercen influencia en los demás. Utiliza esta fuerza para ayudar. Se reconoce su superioridad. Puede realizar lo que desea con su Yo supremo. Es,, por todas partes, vencedor.

   Esta etapa es la del cortejo triunfal. El hombre ha ganado el combate decisivo que le esperaba en la encrucijada. El momento actual ya no le trae lucha, ni siquiera piensa en el futuro que le reserva, sin embargo, dificultades cada vez mayores. Descansa ahora en sus laureles y supone que puede caminar hacia adelante sin esforzarse mucho. Está satisfecho de sí mismo y del mundo. Es optimista, su suerte le aporta alabanzas y honores. Lo admiran los que aún desconocen el origen de su fuerza. Buscan su amistad, sus enseñanzas. La diferencia entre él y los hombres normales no es tan grande como para que éstos no puedan comprenderlo. Enseña así con éxito y saca tiempo, al margen de su profesión terrena, para darse a los demás. Por todas partes, recoge alabanzas, simpatía y estima.

   Aquí termina el primer ciclo del desarrollo del hombre, ilustrado por las siete primeras cartas del Tarot. Este peldaño es también el comienzo de un nuevo ciclo que comienza con la séptima carta y termina con la trece.

   La séptima carta del Tarot lleva la cifra 7 y la letra ZAYIN. eL 7 es el número más importante en nuestro nivel terrestre. Es la cifra-clave de nuestro mundo de tres dimensiones. Todo lo que en la tierra supone una unidad se descompone en siete elementos. La Biblia dice que el mundo está animado por los siete espíritus de Dios y que la creación consiste en siete esferas de seres creados. En el Apocalipsiss, se dice que el cordero, el principio creador, el Logos, tiene siete cuernos que representan las siete energía creadoras.

   La Cábala y la filosofía india del Vedanta defienden las mismas verdades y enumeran de forma simillar los siete niveles: físico-material, vegetal, animal, mental, causal, divino-psíquico (alma divina), divino-creador (espíritu divino). Uno de los mayores iniciados occidentales, Paracelso, era de la mismoa opinión. El ser humano, fruto superior de la creación en la tierra, cuenta también con siete niveles.

  Los campesinos suelen decir que "el hombre tiene siete vidas".

  La Biblia nos aporta también muchos ejemplos: las siete vacas gordas y las siete vacas flacas simbolizan los siete años de abundancia y los siete de escasez. Dios selló el cielo con el signo de su alianza con Noé: el arco iris integrado por siete colores. Existen siete notas en una octava.

  Hay siete vértebras cervicales tanto en el hombre commo en la jirafa y en el topo. Roma fue construida sobre siete colinas y el dragón de las leyendas tiene siete cabezas.

   Todos estos testimonios vienen a apoyar la gran verdad: el número siete es la cifra-clave del mundo material. La geometría demuestra también la importancia de esta cifra. Todo círculo incluye siete círculos más pequeños cuyo diámetro es exactamente la tercera parte del círuclo grande.

   En las tres dimensiones, la cifra 7 tiene una significación profunda: cuando el punto, sin dimensión, pasa de lo no-manifiesto y se convierte en una línea en la primera dimensión, incluye tres factores: el punto de partida, el punto de llegada y el intervalo entre los dos. Si la línea continúa y con la misma eficacia y velocidad se manifiesta en la segunda dimensión, resulta una superficie cuadrada con cinco factores: los cuatro lados y la superficie interior. Si esta superficiee se manifiesta luego en la tercera dimensión, se convierte en un cubo con siete factores: seis superficies y, como séptimo factor, el volumen. Por tanto, el 7 es seguramente la cifra-clave del mundo de tres dimensiones. En el Apocalipsis, Juan habla de la nueva Jerusalén santa, la prometida del cordero. "La ciudad tenía la forma de un cuadrado, y su longitud era la misma que su anchura. Midió la ciudad con la caña y encontró doce mil estadios; su longitud, anchura y altura eran iguales" (Apocalipsis de Juan 21, 16). Vemos, por tanto, que la nueva Jerusalén es un cubo. Las letras del alfabeto tienen también una relación especial con la cifra 7. Si colocamos siete puntos sobre un círculo y los unimos sin repetición, obtenemos exatamente 22 líneas de realción un punto central, por tanto 22 factores. Nuestro alfabeto consiste también en 22 letras de base con la "Jod" en el centro. Las letras combinadas son sólo variaciones y no letras en sí.

  La letra ZAYIN significa "victoria en todos los mundos". Se relaciona con el séptimo Sefirot, Nezach, que quiere decir solidez.

 

 


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