LA EMPERATRIZ

"La imaginación es realmente como el ojo del alma y es en ella donde realmente las formas son delineadas y preservadas" Eliphas Levi


   "En todas partes entre los antiguos el número tres era considerado como el más sagrado de los números. Incluso los chinos dicen que los números comienzan en el Uno y se hacen perfectos en el Tres, y por consiguiente indican la multiplicidad de cualquier objeto mediante la triple repetición del carácter que lo representa. Platón hizo del Tres la imagen del Ser Supremo, porque incluye dentro de sí mismo las propiedades de los dos primeros números, y porque, como dice Aristóteles, contiene dentro de sí un comienzo, un medio y un fin. Los pitagóricos lo llamaron armonía perfecta. A lo largo de todo el sistema de los druidas se hace constante referencia a su influencia; incluso compusieron su poesía sagrada en tríadas".

 

                                               Enciclopedia de la Masonería de Mackey

 



  Ver la Diosa andina Chaupiñamca, sus acciones hacen referencia a una constante ligazón entre la fertilidad de la tierra y el quehacer sexual, aspectos que se refuerzan mutuamente.

  La ubicación de la Diosa, a la que también se la llama Madre de todos los hombres, localizada en el interior de la tierra, es una referencia constante al antiguo valor sexual de la Pachamama, de la que parece haber sido una de sus activas personificaciones. Su relación con los pastores de llamas refuerza la sexualidad agresiva que se le atribuía.

  Como se puede presumir fácilmente, este es un terreno que sufrió un cuidadoso escrutinio y censura de parte del clero español...

  Cualquiera que haya sido la fuerza de persecución de la Iglesia, la sexualidad de la tierra es un poder difícil de extinguir.

 

                                      ( Del estudio preliminar de Luis Millones y Hiroyasu Tomoeda en el libro: "Dioses y hombres de Huarochirí", narración Quechua recogida por Francisco de Ávila y traducida por José María Arguedas. )


 

DÁLETH

 

  La Emperatriz está asociada a la cuarta letra del alfabeto hebreo, Dáleth que significa puerta. El paso de un portal a otro, de una a otra dimensión.

 

  Es la puerta que nos lleva al jardín, a nuestro propio jardín interior, ese espacio donde poder poner en práctica, donde poder desarrollar plenamente nuestra creatividad.



  El Mago con su número Uno, el principio masculino,  era el germen creador; La Suma Sacerdotiza, el número dos, el principio femenino, fue la gestación de ese germen. Con el tres, la Emperatriz  el periodo de gestación finaliza y hemos de cruzar la puerta que nos lleva hasta la creación, la emperatriz nos invita a que salgamos del vientre materno y nos adentremos en el jardín de la creación.

  El Loco (Purusha, el Espíritu,Chi); en un principio se dividió, se dualizó y de está dualidad surgió el Mago y la Suma Sacerdotiza. De la suma del Uno y el Dos surge entonces el Tres; de la Unión de lo masculino y lo femenino, de los opuestos surge la Creación, la Emperatriz.

  Para Paul Foster Case la Emperatriz es la imaginación. Porque la Creación empieza en la imaginación; primero imaginamos, luego creamos. Y todo aquello que imaginamos eso creamos. Nosotros creamos, modificamos y destruimos nuestro mundo, nuestra vida; "El Universo no es mas que una creación mental" (primera ley del Kybalión de Hermes Trismegisto). Y "Tal como es arriba es abajo;como es abajo es arriba" (Segunda ley). Por tanto si el Universo, el macro cosmos es una creación mental; nuestro universo particular, el micro cosmos también es una creación mental.

  ¿Cómo te gustaría que fuese tu mundo, tu realidad, tu vida? empieza imaginándola.

  Esta es la Emperatriz.

 

  Algunas preguntas que pueden surgir de la meditación de esta carta:

  - Le estás prestando atención a tu parte femenina, cómo están tus emociones, tus sentimientos, tu sensibilidad...

  - Comprendes, entiendes y sientes estas leyes fundamentales del Kibalión.

  - Tienes la certeza de que eres el creador de tu propio universo, de tu propia vida, de tu propio presente.

  - En qué estás utilizando esa fuerza creativa, ese poder dador de vida, esa energía tan poderosa. La utilizas para construirte y construir o la estás malgastando destruyéndote y destruyendo.

 

  Si alguna vez de niño fuiste capaz de construir un castillo en la arena y luego vino el agua y se lo llevo tal vez aun estés a tiempo de reconstruir tu propia casa, tu propia morada, puede que incluso esa morada tuya se pueda convertir en un palacio donde acoger a algunos visitantes que en las frías noches del invierno necesiten un hogar cálido y lleno de amor.

 

  Esta es la Emperatriz.

 

  Si eres un hombre y en algún momento dado te dicen que eres un "macho" no prestes mucha atención detrás de ese sonido hay mucho de mentira, de engaño, de violencia, de inseguridad. De miedo.

  Libérate, deja atrás las etiquetas y vuelve al origen, al centro, al Ser. Donde la colaboración, la solidaridad, el apoyo son la base, los pilares para  continuar en la creación de un mundo mas justo y mas humano, incluso me atrevería a afirmar que mas Divino.

 

  Si eres una mujer, integra el pasado; no lo rechaces, ni lo critiques, ni los juzgues. Toda las experiencias son necesarias para poder llegar a ser. Ni siquiera la gota de polvo que cuando eras una niña y entró en tu pequeño ojo lleno de curiosidad lo hizo por casualidad, incluso esa pequeña mota de polvo formaba parte del plan Divino.

 Comprende, integra y sana. A partir de ahí reconoce con humildad y sencillez que eres la encargada de gestar la vida humana; el gran acto de la creación.

 

  Solo cuando el principio femenino y masculino se hayan vuelto a integrar, a unir, a disolver; hasta entonces no volveremos al Origen, al Paraíso, a la Divinidad.

 

  Sólo desde esta Unión podemos reconstruirnos para reconstruir.

 

  La Emperatriz es la Unión del principio masculino y femenino, la única y posible forma de la creación. El principio de Concepción (Septima y última  Ley del Kybalión)

 

 

 

  Esta es la función de este arquetipo del Tarot, la Emperatriz, CREAR.

 

Crearnos y crear.

 

  Imagina. Hoy, mañana, pasado y el otro como te gustaría que fuese tu mundo, tu realidad, tu vida. Sigue imaginándolo, sigue, sigue, sigue hasta que se haga realidad.

 

  "Quien no cree en los milagros es poco realista"


TAROT Aleister Crowley

 

La Emperatriz

 

(Del libro: "Manual para el Tarot Thoth de Alesiter Crowley" de Gerd Ziegler)

 


    Palabras clave: Venus; belleza, amor, instinto maternal, feminidad, sabiduría; conexión entre el espíritu y la materia; riqueza interior y exterior.

 

   La emperatriz encarna y rige la feminidad en todas sus manifestaciones. Su forma y su entorno son expresión de la perfección y la belleza. Su presencia es tranquilizadora e irradia armonía. Sin embargo, su belleza no se limita a su aspecto exterior. El desarrollo de su feminidad en todos los aspectos le confiere un brillo especial. Aparece como amante y madre, gobernante y sabia. Su fuerza radica en sinergia entre los ideales y valores espirituales más elevados y la expresión terrenal y sensual de su feminidad, su amor y su alegría de vivir.

  Los rasgos que la caracterizan son el ofrecimiento y la recepción de amor (blanco y rojo), la creatividad y la fertilidad (verde) y la comprensión y la sabiduría (azul). En la mano derecha sostiene un tallo de loto en forma de falo, que mece al chakra de su corazón entre los pétalos de su flor. La creatividad de la potencia masculina se funde con la capacidad de entrega femenina. La asimilación de su parte masculina da a la mujer un brillo especial y la hace más atractiva.

  El pelícano rosado y blanco alimenta a sus crías con su propia sangre, simbolizando el amor incondicional de la madre que nutre a sus hijos con todo su ser. La imagen de la Emperatriz también alude a la Gran Madre, a la Madre Tierra que da a luz y alimenta a todos los seres vivos.

  El águila bicéfala blanca (parecida al águila roja del Emperador) simboliza la tranformación que resulta de la unificación de los distintos aspectos de la existencia. La luna y la tierra están unidas y rodeadas por un campo de fuerzas magnéticas. Cuando las zonas emocionales profundas del inconsciente (luna) se manifiestan (tierra), pueden ser comprendidas por la mente consciente (llamas azules a la izquierda y a la derecha de la figura). La integración de todos los poderes en el nivel más profundo crea un aura de totalidad y plenitud que atrae magnéticamente a otras personas, dándoles una sensación de seguridad y protección. La unificación de la tierra y la luna vuelve a representarse en la corona de la Emperatriz. La cruz de Malta subraya la importancia de la unión entre la cualidades espirituales y las materiales.

  La cara de la Emperatriz está vuelta hacia la paloma: mira hacia el futuro. En su sabiduría, ha dado la espalda al gorrión, ave del pasado.

  El arco abierto que se ve al fondo puede interpretarse como la puerta del cielo. La más hermosa aparición no es más que la indicación de algo mucho más grande y más bello que se oculta dentro de ella. Como dijo Herman Hesse en Iris: "Todas las manifestaciones que se dan en la tierra son parábolas, y todas las parábolas son una puerta abierta a través de la cual el alma puede entrar, si está dispuesta a hacerlo, en las partes más prfundas del mundo donde, de día y de noche, tú y yo somos uno. Todo el mundo pasa  por esa puerta en distintas épocas de su vida... Pocos son los que pasan por ella y logran abandonar la mera ilusión en favor de la realidad anticipada que se encuentra más allá."

 

Interpretación: La belleza por la que te atrae otra persona está dentro de ti. Ya seas hombre o mujer, te encuentras actualmente en un proceso de desarrollo y realización de tus aspectos femeninos. Se te ofrece la posibilidad de atender y resolver los conflictos no resueltos con figuras maternales.

 

Pregunta: ¿Hay una mujer fuerte en tu vida de la que querrías aprender?

 

Sugerencia: Visualiza a tu mujer ideal. Haz una lista de sus características más importantes. Intenta descubrirlas en ti mismo y en otras personas. Rodéate de belleza y plenitud.

 

Afirmación: Me siento lleno de poder y de belleza.

 

 


TAROT DE OSWALD WIRTH

 

Libro: "La sabiduría del Tarot" de Elisabeth Haich

 

LA EMPERATRIZ

 


  He aquí la imagen de una joven que expresa su realidad, mediante un hermoso rostro abierto y sin velo. Está de frente, mirándonos a los ojos, no tiene nada que ocultar.

  La cabeza de la emperatriz está engalanada con una corona de tres puntas, indicando así que reina sobre las tres etapas de la vida: el nacimiento, la vida y la muerte. Controla también el espacio y las tres dimensiones. Es reina del mundo, de todo el universo. Reina de los cielos. Representa el lado femenino y fecundo de Dios: la NATURALEZA.

    Aparece sentada en su trono, completamente serena; sus leyes son inmutables. Lleva en sí misma el gran misterio de la unión del espíritu con la materia, unión por la que lo divino se hace humano. Este misterio es el de la procreación. Sin embargo, sigue siendo la virgen casta que da a luz miles y miles de criaturas, sin ser nunca tocada por un ser masculino. Los dos mundos, el más acá y el más allá que, en la Papisa, estaban separados, aparecen aquí unidos. La reina de los cielos puede disponer de los mundos espiritual y material, pues ella tiene el poder de unirlos y separarlos. Un espíritu debe manifestarse físicamente en este mundo y nacer o, ya encarnado, abandonar el mundo material y dejar morir su cuerpo, todo depende de sus leyes.

  Su cabeza tiene por auréola un círculo blanco, símbolo de la pureza sin mancha que ella misma irradia. En este círculo, contamos doce estrellas, tres de las cuales están tapadas por su cabeza. Estas doce estrellas son los signos del zodíaco, las doce moradas del cielo, si se quiere, que representan en este caso su dominio sobre el universo.

  Tiene dos grandes alas azules que, abiertas, le permiten planear y volar por el espacio infinito.

   Su túnica, estrecha y suave, es roja, y revela una realidad interior claramente espiritual y positiva. Los adornos amarillos demuestran una gran inteligencia que manifiesta mediante un cerebro humano.

   Sobre las rodillas, lleva un gran manto azul cielo, que cae sobre su brazo derecho y cubre por completo sus dos piernas. Este manto y su color luminoso simbolizan la bóveda celeste, el domnio de la reina, así como su pureza sin mancha. El foro verde expresa su benevolencia, su simpatía hacia todo lo que vive, hacia todos sus hijos.

  La varita mágica del mago se ha convertido, en su mano, en un gran cetro cuya extremidad superior termina con el símbolo de la tierra, el globo, una esfera coronada por una cruz. Esto significa que aquí, en la tierra, prevalece la ley de la materia y el espíritu debe aceptarla. El cetro significa el poder dominante de la naturaleza sobre los tres mundos: el cielo, la tierra y el infierno. Las leyes de la naturaleza son irrevocables. Sostiene el cetro con su mano izquierda, dando así a entender que reina con la fuerza irresistible del eterno femenino y de la madre. En su mano derecha, sostiene un blasón que lleva el gran símbolo de los alquimistas: águila blanca sobre fondo rojo. El águila blanca significa la pureza y la castidad de la Emperatriz, la energía sexual sublimada que en ella es sólo utilizada en su forma espiritual, la fuerza creadora. El águila vuelve la cabeza hacia la izquierda, expresando la realidad femenina-negativa de la reina. El fondo rojo indica que este poder femenino está sostenido por las fuerzas positivas del espíritu.

   El pie derecho de la Emperatriz está completamente cubierto. El izquierdo se apoya en una media luna vuelta hacia abajo. Una media luna vuelta hacia arriba significa la receptividad y la facultad de asimilar las fuerzas elevadas del espíritu. Vuelta hacia abajo, expresa la receptividad y la capacidad de absorción de la fuerza creadora del principio masculino. La reina de los cielos no se deja fecundar por las fuerzas creadoras materiales y terrenas; ella es y sigue siendo virgen, pero en su reino, la naturaleza, deja que los sexos separados se unan de nuevo en su forma material. Deja al principio masculino, creador-positivo, fecundar y satisfacer al principio femenino-receptivo. La reina consigue así humanizar lo divino, armonizar el espíritu y la materia, reunir en un ser nuevo los dos mundos, espiritual y material. La reina, la naturaleza, permite al espíritu encarnarse en el mundo material.

  A su lado, en el trono, una azucena blanca simboliza no sólo la pureza y la castidad de la reina, la naturaleza,  sino sobre todo su salud. Incansable, la naturaleza se esfuerza por cuidar de forma permanente la salud de sus hijos, miles y miles de seres, por crear en ellos unos instintos que le hagan elegir siempre lo más adecuado para ellos. Si a pesar de todo, caen enfermos, ella les ayuda a recobrar la salud perdida. La azucena contiene un gran poder de curación; el símbolo de salud y de pureza que se le atribueye está plenamente justificado.

   En todas las religiones, el aspecto femenino de Dios está simbolizado por la silueta de una hermosa mujer divina. Ella es la naturaleza, la madre que da a luz millones de seres vivos y que dispone de la vida y de la muerte. Su nombre es lo único que cambia, según los pueblos. Entre los antiguos egipcios, era la diosa ISIS; en la religión hindú, es la madre adorada KALI y en la religión cristiana es la MADONA. En el Apocalipsis, San Juan hace de ella la siguiente descripción: "Apareció otra señal en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna a sus pies, y en la cabeza una corona de doce estrellas."

  El hombre que se encuentra en este nivel del Tarot aprende a conocer a la reina del cielo, la NATURALEZA. Es el estudioso que comienza a explorar los misterios de la naturaleza. No trata ya de actuar contra ella, viviendo de manera inconsciente, sino que se adapta a sus leyes para vivir con ella y no contra ella. Vive obedeciendo a un mandato interior: LA SALUD ES UN DEBER. Deja que actúen en él las energías naturales, para curar su cuerpo y mantenerlo sano. Se interesa por las diversas terapéuticas naturales y sistemas de nutrición; deja de comer carne y de tomar bebidas elaboradas artificialmente, que despiertan y excitan sus instintos más bajos. Descubre así las necesidades de la naturaleza que, hasta ese momento, había arrastradod siempre con él como una necesidad física y sin preocuparse de ellas. Se reconcilia con la naturaleza a la que tanto atacó. La acepta como la fuerza dominante en su cuerpo y en el mundo visible. En este estudio de sí mismo, se da cuenta de que todo síntoma físico tiene su causa psíquica y que, por consiguiente, toda enfermedad es el resultado de un trastorno psíquico.

   El hombre se da entonces cuenta de que, si pone orden en su alma, si se hace equilibrado y sano, su cuerpo será también sano. Esta verdad le lleva a un nuevo descubrimiento: existe algo sobre lo que la naturaleza no influye. En realidad, es ese "algo" lo que reina sobre la naturaleza. Es su propio espíritu, su Yo supremo. comprende que tiene el poder de dominar la naturaleza, para canalizar sus energías y para trabajar con ellas, cuando su Yo controla su alma y su cuerpo. Sí, ¡Pero hay que comenzar por aceptar las leyes de la naturaleza! Porque, cuando el hombre ha reconocido esas leyes, entonces es capaz de hacer que funcionen esas fuerzas titánicas, no sólo en él sino también para él en el mundo exterior. El molinero sólo puede conseguir moler su grano con la ayuda de la corriente, porque conoce las leyes del agua y construye su molino en el cauce del arroyo, para que el agua haga funcionar la rueda del molino y moler el grano. 

  El que busca trata de comprender y de aceptar las leyes de la naturaleza, de dejarlaas actuar en él, si bien bajo su control. Se deshace de todas las dificultades que había ido acumulando por un modo de vida insensato. Se ejercita en el dominio de sí mismo y en el recogimiento espiritual.

  Así es como concentra en sí los dos mundos -el más acá y el más allá- que en el escalón de la Papisa quería conocer por separado. En su ser físico, deja que reine su espíritu, su Yo que siempre estuvo y sigue estando en el más allá; ya no es esclavo de los deseos carnales y trata de servirse de su cuerpo como de un instrumento maravilloso. No debe por tanto despreciarlo; al contrario, debe cuidarlo para que pueda expresar al espíritu de forma serena y perfecta. No olvida tampoco que ese cuerpo es también un producto de su Yo. Se hace consciente del hecho de que su cuerpo es su imagen, de que él mismo es también su cuerpo, aunque éste es sólo la más remota manifestación de su espíritu. Cuando se da cuenta de que sólo existe un universo ilimitado y que lo abarca todo, de que toda la creación es una sola unidad indivisible, entonces da un gran paso adelante.

   Esta imagen lleva la cifra 3 y la letra G(U)IMEL. El 3 significa la armonía perfecta y el equilibrio. La distancia entre los tres vértices de un triangulo equilátero es la misma, de tal manera que su relación no crea ninguna tensión insoluble, como sucede con el cuadrado o cualquier otra superfice geométrica. La cifra 3 significa también la trinidad divina y los tres aspectos de Dios, la creación, la conservación y la destrucción. Todos los principios creadores tienen tres aspectos, que son las tres dimensiones del espacio: la longitud, la anchura y la altura; los tres aspectos del teimpo: el pasado, el presente y el futuro; y los tres mundos dominados por la reina: el cielo, la tierra y el infierno. Todos estos aspectos son las tres formas aparentes de una misma realidad. El que se encuentra en el plano de la Emperatriz reúne, de manera consciente, todos estos aspectos en un solo ser, en sí mismo. Vive el espacio en las tres dimensiones; vive en el tiempo y sabe que su cuerpo nació y tendrá que morir; manifiesta también así los tres aspectos de la vida, aunque sabe que éstos sólo se corresponden con su persona física. Su Yo real, su ser divino no conoce ninguno de esos aspectos. No conoce ni el tiempo ni el espacio, ni el nacimiento ni la muerte, ni el pasado ni el futuro. Sólo conoce la eternidad y la vida eterna, el presente absoluto, "el presente eterno". El hombre comprende que el cielo, la tierra y el infierno responden a tres estados de conciencia y que, según el nivel con el que se identifique, será feliz o desdichado. Si se identifica con su Yo real, con su espíritu, y busca alegrías espirituales, es dichoso, es decir está en el cielo. En la tierra, vive alegrías y penas, pero todo es pasajero. Y si se identifica con sus instintos y se convierte en el esclavo de su cuerpo, se pierde, se descompone y cae en el infierno.

   En este nivel, el hombre comprende la naturaleza, la reina, y trata de practicar las verdades asimiladas.

   La letra G(U)IMEL representa la garganta del ser humano, donde se forman las palabras salidad del cerebro. Esta letra ilustra el símbolo de la manifestación material de las ideas espirituales. En la Cábala, esta letra es el tercer Sefirot, y corresponde a Binah, la inteligencia práctica.

 

 

 


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La Emperatriz (Del libro: "Jung y el Tarot" de Sallie Nichols
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La Emperatriz (Del libro: "La Vía del Tarot" de Alejandro Jodorowsky y Marianne Costa
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