LA VENTANA

 

 

No es la tristeza, es ese niño que se sigue asomando a la ventana para mirar a ese hombre que hoy soy.
Ese hombre valiente, osado, atrevido que poco a poco y sin saber ha ido sorteando los obstáculos que la vida va poniendo. Soy ese hombre capaz de ir superándose constantemente a sí mismo, con sus dudas, con sus incertidumbres, sus inseguridades y sus miedos. Pero también con la certeza interior de la luz, del Amor, del camino, de la paz y de la armonía. Ese hombre capaz de aventurarme y de lanzarme.
Soy ese hombre que se cae y se levanta, ese hombre que de "a poquito" va abriendo la ventana de su propio corazón a mí mismo y a los demás.
Ese hombre que va aprendiendo a decir "Yo Soy".
Soy ese hombre que mira hacia abajo y ve Hermanos, y mira hacia arriba y ve Hermanos. Y mira hacia arriba y hacia abajo y hacia los lados y ve a Dios.
Ver la realidad con los ojos del aprendizaje, con los ojos que todo llega cuando tiene que llegar y para lo que tiene que llegar. Que todo cuanto llega es un regalo.


Soy ese hombre que cuando habla de Tarot, de Flores de Bach, de homeopatía o de toda herramienta que otros seres más iluminados han creado con la única finalidad de ayudarnos en nuestra búsqueda, en nuestro aprendizaje y en nuestra evolución; cuando hablo en mis cursos sobre estas cosas intento ver al "otr@" como una parte de mi mismo, como un espejo de mis debilidades y de mis pontencialidades, como un misterio que viene a mostrarme cuanta valentía y sinceridad existe aún en el mundo.


Ese hombre aún abre sus brazos a ese niño que se sigue asomando a esa ventada que da al patio de la vida y le digo con palabras sinceras: Acompáñame, sigue guiándome todos los días de mi existencia; tómame de la mano. ¡Caminemos juntos!

 

¡¡¡ Podemos !!!